IGLESIA DE STA. EULALIA DE PARDEMARÍN:
Un legado entre el románico y el neoclásico

Hay lugares que, por muchos años que pasen, permanecen anclados en nuestra memoria. La iglesia de Santa Eulalia de Pardemarín es, para mí, uno de esos espacios. En ella, por ejemplo, se casaron mis padres, y fue un punto de referencia durante la mayor parte de mi vida. Siempre presente en el paisaje de la aldea, formando parte del día a día de la gente y de sus historias. Es por esto que decidí retratarla como nunca antes se había hecho, explorando cada rincón con una nueva mirada y capturando en imágenes la esencia de un templo que, a lo largo de los siglos, ha sido moldeado por el tiempo y por las manos que lo fueron levantando y restaurando.

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Una mezcla de estilos con un pasado medieval

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La construcción presenta una nave única con ábside rectangular y una dependencia cuadrangular añadida posteriormente en el lateral sur para ampliar su capacidad. La portada principal, adintelada y enmarcada por una moldura refundida, destaca por su clave marcada y una línea de imposta que recorre la fachada. Sobre ella, una hornacina de arco semicircular alberga una imagen, y el conjunto se remata con una espadaña central de doble vano. Los muros laterales, lisos, están coronados por una cornisa moldurada.

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Vestigios del románico: un pasado esculpido en la piedra
La presencia de elementos románicos reutilizados nos da pistas sobre la existencia de un templo anterior. En el exterior se conserva un gran capitel vegetal, muy erosionado, con voluminosas hojas posiblemente picudas y avolutadas. También puede observarse un fragmento de arquivolta insertado en el muro norte, decorado con bolas entre baquetones desgastados. Además, las paredes muestran diversas marcas de cantero y símbolos grabados, como un par de círculos dobles en relieve y una circunferencia rodeada de otras de mayor tamaño.

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Tiene una interesante pila bautismal románica que actualmente hace la función de altar, y tres pilas de agua bendita de piedra dan la bienvenida a los fieles tras cada una de las entradas del templo.

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Unas escaleras a la derecha de la entrada principal nos llevan a la tribuna, ubicación elevada desde la que los fieles pueden seguir los oficios religiosos. Además es la zona desde la cual, a través de una pequeña puerta, se accede al campanario.

Las campanas, testigos del paso del tiempo
Las campanas de la iglesia también cuentan su historia. La más grande, fundida en 1903 por J. Liste en Orazo, lleva la inscripción JHS MARIA Y JOSÉ AÑO DE 1903. La más pequeña, datada en 1780, lleva una dedicatoria a Santa Bárbara y a Santa Eulalia de Pardemarín, con una inscripción que menciona al abad de aquella época.
El tejado fue renovado en el año 2002 y la madera de las campanas en 2003.

La fotografía como herramienta de conservación
Fotografías: ©Juan Carlos Asorey
Fuentes consultadas: Tabeirós Montes (tabeirosmontes.com) y Románico Digital (romanicodigital.com).
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